lunes, 27 de octubre de 2008

Los frutos del Kaiser

Cuando en octubre de 1918, Eric Ludendorff renunció al alto mando del ejército alemán, estaba a punto de terminarse el desastre más grande que ha tenido la humanidad en los últimos 100 años, la primera guerra mundial. Esta confrontación transformó el mundo de la peor manera, y hasta el día de hoy estamos sufriendo de sus secuelas. Gracias a ella nació el fascismo; el comunismo se implantó en Rusia; los estados policiales y ultra-burocráticos proliferaron; las semillas de los conflictos en Africa, Asia y el medio Oriente se sembraron; el libre comercio se estancó, y decenas de millones de personas murieron inútilmente. Los pasaportes, cédulas de identidad, visas, el genocidio a escala industrial y el totalitarismo, entre otros males, fueron los frutos de la guerra.

Antes de la guerra, Europa y el mundo habían tenido casi 100 años de relativa paz de la monstruosidad que fue la guerra napoleónica. Hubo otros conflictos menores entre Bonaparte y el Kaiser: la guerra de Crimea, la guerra pruso-austriaca, y la guerra franco-prusiana. Esta última habría de consolidar la creación de la nueva superpotencia europea: el imperio alemán. Hasta días antes de estallar, una persona podía trabajar y viajar por toda Europa sin necesidad de pasaporte o de tramitar aduanas. Sin existir formalmente, había ya una unión económica europea y el crecimiento económico estaba creando una prosperidad inesperada. Hasta entonces, si bien había marxistas, anarquistas, y otros radicales, nadie pensaba que pudieran tomar el poder en ninguna de las naciones del mundo. La prosperidad era tal que la moderación estaba triunfando, y eventualmente todos esos movimientos radicales de corte Hegeliano hubiesen quedado en el olvido. Sin embargo, Europa todavía tenía el defecto del autoritarismo monárquico, y se hizo evidente en 1888: Guillermo II se convirtió en el rey de Prusia y emperador alemán.

Hasta ese entonces, Otto von Bismarck, el reaccionario canciller alemán, había logrado expandir territorialmente el reino de Prusia. En 1870, finalmente, logró la unión de casi todos los estados alemanes bajo un solo gobierno. Tras la derrota francesa, en 1870, fundó el imperio de Alemania. Este nuevo imperio tenía en sus territorios la mayor población de Europa, y una industria que competía con la británica. Alemania, de repente, se convirtió en la primera potencia europea. Sin embargo, Bismarck entendía que la clave para la continua expansión del poder alemán estaba en la de una diplomacia prudente que no alterara en demasía el balance de poder.

Si bien Alemania mantenía un ejército gigantesco, mantenía una flota relativamente pequeña y no estaba tan interesada en mantener colonias ultramarinas. Así, Inglaterra no se sentiría amenazada y se convertiría en el aliado alemán en contra de los franceses. Alguna vez, a Bismarck le preguntaron que si tener una flota tan pequeña en relación a la inglesa no abriría las puertas a una invasión inglesa en el Báltico. Bismarck respondería que si el ejército inglés desembarcaba en Alemania, enviaría a la policía de Berlín a arrestarlo.

De igual manera, con Turquía fuera de los Balcanes, Austria y Alemania compartían un enemigo natural: la agresiva Rusia. Bismarck logró así una alianza con los austriacos no menos de 15 años de estar en guerra con ellos. La alianza contra Rusia, sin embargo, tenía una contingencia: Alemania iría al rescate de Austria solamente si los rusos atacaban primero. Esto impedía la agresión austriaca y mantenía el balance de poder. En relación a la guerra en los Balcanes, el canciller de hierro diría que todos los Balcanes no valen la sangre de un solo granadero alemán. Guillermo II, el obtuso emperador, cambiaría todo eso.

Guillermo II era nieto de la reina Victoria del Reino Unido, y sentía una gran admiración por los logros fantásticos de esa isla. Inglaterra dominaba los mares, y era la dueña del imperio ultramarino más grande de la historia. ¿Si Alemania tenía la economía más grande, las industrias más desarrolladas, la población más grande y el ejército más grande, por qué tenía una marina tan pusilánime y un imperio ultramarino más pequeño que el de Italia? Esa era la pregunta que el emperador y la creciente opinión nacionalista se preguntaba. Así, pues el Kaiser (derivado de César) decidió retirar a su canciller, y emprender una política imperial digna de la nación que gobernaba. Alemania entró en un programa de construcción naval que ni los ingleses podían superar. Empezó a intervenir en todos lados del mundo, y los nuevos buques de línea alemanes se vieron en todos lados. Una crisis en Marruecos en 1904, en la cual el presidente americano, Theodore Roosevelt, tuvo que intervenir, cambió todo para Inglaterra. Alemania, la nación con la cual había estado en alianza permanente por casi 300 años, era ahora su enemiga. Así se formó el “Entente Cordiale”, que habría de terminar un milenio de conflicto anglo-francés: Francia e Inglaterra serían aliadas de ahí en adelante. Francia ya tenía una alianza natural con Rusia, y la triple entente se consolidó.

Por otro lado, Alemania, Austria y Turquía, los enemigos naturales de Rusia, formaron su propia alianza: la de los poderes centrales. Lo que nadie se imaginaba, era que la tecnología avanzaba mucho más rápidamente que la capacidad de estas alianzas para mantener la paz. Una pizca de nacionalismo, y otra más de estupidez haría estallar la guerra. El ferrocarril y la conscripción eran invenciones que permitían a una nación movilizar un gran ejército en un tiempo relativamente corto. Sin embargo, como no habían computadoras, planear las movilizaciones generales tomaba tiempo: había que hacer un itinerario de todos los trenes de país de manera que las tropas llegaran eficientemente al frente.

Los alemanes, príncipes de la eficiencia militar, desarrollaron un plan de movilización gigantesco. Su hipótesis, muy razonable al fin, era la siguiente: Francia, como era el vecino más desarrollado y cuyos centros urbanos estaban más cercanos a la frontera alemana, movilizaría su ejército antes que los retrógrados rusos. El plan era vencer rápidamente a los franceses para luego enfrentarse al numeroso ejército ruso. Sin embargo, la frontera franco-alemana estaba fuertemente fortificada. Así que la movilización alemana llevaría a la mayoría del ejército a la frontera con Bélgica. Alemania invadiría Bélgica y luego a Francia por el norte. Ese era el plan Schlieffen.

El problema de este plan era su inflexibilidad. Si las circunstancias eran tales que Francia no estuviera interesada en entrar en la guerra, dicha movilización la forzaría a entrar. Además, una vez invadida Bélgica, Inglaterra no tendría más remedio que entrar a proteger esa nación cuya integridad territorial había garantizado por siempre. Por otro lado, una vez que los planes de movilización se pusieran en práctica, era casi imposible pararlos, ya que todos los trenes y los reservistas sabían a donde ir y no había ni radio ni TV para informar a todos los agentes participantes de su cancelación. Fue en este ambiente que un nacionalista serbio asesinó al archiduque Francisco Fernando de Austria.

Austria, indignada, decidió castigar a Serbia invadiéndola. De haberlo hecho rápida y competentemente, no hubiera habido guerra, ya que toda Europa compartía la indignación de dicho asesinato. Sin embargo, Austria demoró en movilizarse para invadir Serbia, y se puso a preguntarle Alemania si la apoyaría si Rusia entrara al rescate de Serbia. Dicha demora fue vista como un cálculo cínico por Rusia, cuyo zar, en una de las decisiones que lo llevarían a él y su familia al paredón, decidió garantizar la integridad territorial de sus hermanos eslavos. Así pues, Rusia cedió su política exterior a una pequeña y radical nación balcánica. Si Rusia hubiese convencido a Serbia a que pagara una compensación, o por lo menos a que tomara una posición humilde y de reconciliación, no hubiera habido guerra. Si Alemania no le hubiera dado el visto bueno a la invasión austriaca de Serbia, Austria no hubiera declarado la guerra a Serbia, y no hubiera habido guerra. Si Alemania hubiera tenido un plan alternativo para lidiar con Rusia, sin una invasión de Francia y Bélgica, la guerra hubiera sido otra. Pero, todo salió mal.

Entonces, Austria le declaró la guerra a Serbia, Rusia le declaró la guerra a Austria, y Alemania y Turquía le declararon la guerra a Rusia. Gracias al famoso plan Schlieffen, Alemania le declaró la guerra a Francia y Bélgica. Por esto, Inglaterra declaró la guerra a Alemania. Así comenzó la primera guerra mundial, demostrando que es imposible sobreestimar la estupidez humana.

martes, 21 de octubre de 2008

Cosme Damián Churruca

Hoy se celebra el ducentésimo tercero aniversario de la batalla de Trafalgar. Esta victoria habría de asegurar el dominio inglés de los mares durante el siglo XIX, y haría cambiar la estrategia napoleónica hacia una de control continental. A dos meses de Trafalgar, Napoleón derrotaría a la alianza Austro-Rusa en Austerlitz.
El gran héroe de Trafalgar, el almirante Lord Horacio Nelson, habría de morir en esa batalla. ¡Qué manera de irse de este mundo: salvando a su país de una invasión extranjera, y asegurando su camino a la conquista mundial! Mi abuelo materno, que Dios lo guarde en su gloria, nombró a su hijo mayor, mi tío Nelson en honor a ese coloso de los mares.
Mi abuelo adoraba la historia. Probablemente, de oírlo hablar a él, nació también mi amor por ella. Luis Antonio le contaría a su nieto mayor de Trafalgar. No solamente le contaría la epopeya del tuerto Nelson, sino también de la muerte en Trafalgar de Cosme Damián Churruca, marino español.
Cosme Damián Churruca. Ese nombre no se me ha olvidado; probablemente, porque es una aliteración. Para mí, es una pizca de dato trivial cuya memoria estará siempre ligada a la de mi abuelo Luis Antonio, a cuyo funeral no pude asistir.
Este señor Churruca, que se murió en Trafalgar, estaría en mi memoria sin saber qué había hecho de especial como para merecer una mención en mi lista de datos aparentemente inútiles. Tuvo otra mención honorable en Cabo Trafalgar, de Pérez Reverte, como famoso comandante del San Juan Nepomuceno. Al parecer, el San Juan Nepomuceno era el último de los navíos en la formación de la línea española. Así que le tocó enfrentarse virtualmente solo a seis navíos ingleses. Entre ellos estaban el Dreadnought, el Polyphemus y el Prince.
Sin embargo, todavía no sabía por qué Cosme Damián Churruca era tan famoso. A medida que busqué más información, entendí por qué. Éste sujeto había viajado por el mundo como un capitán de fragata en misiones de carácter científico y geográfico. Recreó la ruta de la expedición de Magallanes, tocándole luchar, como a tantas tripulaciones de la navegación a vela, con el escorbuto.
Luchó en el Caribe y el canal de la Mancha en contra de la "Royal Navy". El sujeto era una versión española de Thomas Cochrane, cuya biografía habría de inspirar las novelas de Horatio Hornblower. Para caerse a cañonazos en alta mar en un velero de madera hay que tener riñones. Sin embargo, para hacerlo consistentemente en los siglos XVIII y XIX en contra de la armada inglesa, había que tener una valentía difícil de entender en estos días. Así pues, Churruca era el Jack Sparrow de los españoles.
Churruca habría de ser también socio de la Real Compañía Guipuzcoana, cuya casa en La Guaira nos hace recordar de la opresión y los impuestos de la corona sobre la Capitanía General de Venezuela. A lo mejor, alguna vez estuve en lugares por los cuales Churruca caminaba en sus periplos por el Caribe.
Volviendo al 21 de Octubre de 1805, Churruca en el San Juan Nepomuceno se vio atacado simultáneamente por tres navíos ingleses. Ahí, en sus últimas horas, Cosme Damián Churruca mostró de qué estaba hecho. A la vista del enemigo, sabiendo lo que le venía, ordenó clavar la bandera al mástil, no tenía la intención de arriarla. Un cañonazo le destrozó la pierna izquierda. Sin embargo, siguió dándole a su tripulación las órdenes de "fuego" desde la cubierta. Claro, como el sujeto era un ser humano y no un superhéroe de comiquitas, se murió desangrado. Probablemente lo había presentido. Antes de la batalla, le envió una carta a su hermano, diciéndole: "Si llegas a saber que mi navío ha sido hecho prisionero, di que he muerto."
El San Juan Nepomuceno fue capturado por la "Royal Navy" en Trafalgar después de sufrir 400 bajas de su tripulación de 530. Una vez remolcado, en honor a su valiente comandante, los ingleses colocaron una placa de bronce con el nombre de Cosme Damián Churruca en la recámara del capitán, y se quitarían el sombrero al entrar en ella.
Así pues, para mí, habría de terminar el misterio del heroico Cosme Damián Churruca, cuya vida tendré que seguir investigando. Él, gracias a mi abuelo, residirá siempre en mi memoria.

domingo, 19 de octubre de 2008

Garzonadas

El juez Garzón necesitaba aparecer en televisión nuevamente. Sus inútiles inquisiciones a dictadores de derecha retirados o muertos no estaban motivadas por la justicia, sino por vanidad y su necesidad de aprobación por las izquierdas ociosas.

Hay algo que todavía no me entra en la cabeza, y es la constante necesidad de la izquierda de reescribir la historia para borrar sus errores y atrocidades históricas. Fuera mejor que se callaran y propusieran algo mejor para el futuro.

La Guerra Civil española, tuvo muchos culpables y criminales. Pero Franco no fue el único. Si me hubieran puesto a escoger entre los grupos de malvados que en 1937 hacían añicos a España, creo que el bando republicano-comunista-anarquista no hubiera sido mi elección. Probablemente hubiera emigrado, ya que tampoco los falangistas son santos de mi devoción. De cualquier manera, la opción democrática no era viable: o comunistas o fascistas… personas que piensan casi lo mismo, pero se diferencian en el color de la camisa.

¿Qué hubiese pasado si los republicanos hubieran ganado? Yo no creo que un gobierno de izquierda democrático se hubiese montado. Stalin hubiera tenido su primer estado satélite. Franco sometió a España solamente mientras gobernaba. Como su poder no era ideológico, su estado era autoritario mas no totalitario. España pudo volver a ser una democracia una vez que se murió. En cambio, los países de Europa oriental sufren todavía las secuelas de la dictadura leninista-estalinista, a más de 50 años de la muerte de ese asesino paranoico.

Claro, en materia de derechos humanos, los crímenes no prescriben, incluso cuando ya no hay ni victimas ni victimarios. Cuando las leyes de amnistía, que facilitan la transición de la dictadura a la democracia, son burladas de esta manera por un juez megalómano, le va a ser difícil a los Mugabe del presente, aceptar una salida del poder. Además de la polarización que va a crear esta estupidez en la sociedad española, los verdaderos dolientes serán los pueblos oprimidos cuyo yugo se extenderá por más años por el miedo del dictador a ser enjuiciado por otro juez Garzón.

sábado, 18 de octubre de 2008

El Brent a $70

En medio de este colapso de los precios petroleros, me pregunto qué le depara el futuro al gobierno de Hugo Rafael Chávez Frías. El presupuesto del gobierno nacional está basado en una cesta petrolera a 80 dólares el barril. El Brent del mar del norte, que sirve como un aproximado a la cesta venezolana, cerró el viernes a 70 dólares. Además, el presupuesto tiende a sobreestimar la producción de nuestra empresa petrolera estatal, PDVSA. Es de esperarse entonces que el gobierno venezolano va a tener que cortar su nivel de gasto.

Me pregunto qué efecto tendrá dicho corte del gasto público en la economía venezolana. ¿Cuáles serán los gastos que el gobierno decidirá disminuir? ¿Serán las misiones, el gasto militar, o la ayuda a otros regímenes izquierdistas en el exterior? De cualquier manera, habrá una contracción en la economía, y las ineficiencias del aparato bolivariano se harán sentir más, a medida que la capacidad financiera del gobierno de pagar por el pan y circo se contraiga. Esto debería de traer una caída en la popularidad del gobierno chavista, y con un poco de suerte, un incremento en la popularidad de la oposición.

Eso me trae al papel de la oposición. Su papel principal es la de aparecer como una coalición seria capaz de gobernar al país por este caos económico mundial. La oposición debe de presentar planes de gobierno alternativos al “bolivarianismo”. El país está sufriendo de las ineficiencias de un estado que abarca demasiado, un estado socialista. Entre los problemas que dichas políticas han creado están la falta de inversión privada en el país, la aceleración de la fuga de divisas, la corrupción generalizada, y la criminalidad desbordada. La oposición debe de presentar planes claros de gobierno para atacar dichos problemas.

La tentación opositora, como siempre, es la de la arrogancia y la impaciencia. Sabiendo que el gobierno de Chávez se va a hacer impopular, la oposición puede sentirse tentada a promover marchas, protestas, huelgas y otros tipos de movilizaciones populares. Este curso de acción es un error. La gente que apoyan a Chávez porque sienten afinidad con él verá en esas acciones intentos de desestabilización ilegítima. La oposición debe apelar a la razón de esa gente, sin hacerla temer que un gobierno alternativo les sería hostil. Si las masas no se sienten partícipes en la alternativa, la victoria de la oposición será imposible.

La oposición debe organizarse como una alternativa creíble al gobierno actual. Debe desarrollar planes para solucionar los problemas del país, y presentar dichos planes a las masas populares. Mientras presenten planes y soluciones, el pueblo los verá como una alternativa viable. Lo demás, es esperar que Chávez se siga estrangulando con la soga que se compró vendiéndole caro el petróleo al “imperio”.